Por: Julio Vargas Castaños (*)
Es ampliamente conocido que el calentamiento global de nuestro planeta no es auto generado por los propios mecanismos de la actividad geo-dinámica, sino que aunque resulte increíble, es consecuencia del comportamiento humano. Es indudable que en la educación ha primado el memorismo, la teorización y el egoísmo, así como el individualismo y la indiferencia frente a los problemas y desafíos que afectan a la humanidad global.
Sabemos que el calentamiento es uno de los resultados del efecto invernadero, que es producto del irracional consumo de combustibles fósiles, uso indiscriminado de energía petroquímica, aerosoles y lociones que contienen sustancias volátiles, el smog producido por industrias con tecnología desfasada y el parque automotor obsoleto; todos estos factores hacen irrespirable el aire, producen una especie de sombrero atmosférico que no deja liberar el calor y lo reflejan como un espejo, provocando cambios climáticos: tormentas, ciclones, tifones, tornados, aluviones, inundaciones, deshielos, desertificaciones, incendios forestales y, la amenaza permanente del caos y la pérdida del equilibrio ecológico de nuestra biosfera.
Recordemos que, la contaminación del aire, del agua, y los suelos, es realizado por los niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres; obreros, técnicos, empleados y profesionales que no han recibido la correspondiente educación ambiental. Por ello, es que no se logra un cambio sostenible, en cuanto se refiere a las respuestas esperadas de cuidar nuestro ambiente. Entonces, empecemos a corregir los errores desde el hogar, donde los adultos fuman delante de menores y tiran las colillas al piso o toman licor y botan del vaso restos al suelo. Cuando barren su frente y ponen la basura al vecino en lugar de recogerla, cuando tiran en la calle residuos y envolturas, están dando una lección equivocada, y mal ejemplo a los menores. Olvidando que los niños aprenden más de lo que ven en los adultos, que de los discursos.
Ahora que se ha creado el Ministerio del Ambiente y nombrado como ministro al ecologista, Sr. Antonio Brack Egg, creo que todos debemos ponernos de pie para saludar este nombramiento, porque estoy convencido de que tiene todos los atributos personales y competencias profesionales, científicas y tecnológicas que él siempre puso y pondrá al servicio del Perú y de la humanidad. No tenemos tiempo para las indiferencias y debemos comprometernos a poner el hombro para que este nuevo ministerio logre los objetivos planteados corporativamente, con la participación de todos los peruanos de buena fe, con la esperanza de alcanzar un cambio que permita disminuir la contaminación de nuestros ríos, lagos y mares; reforestar los bosques, repoblar los ríos con peces y camarones, construir defensas en las riveras, sembrar árboles en las faldas de los cerros y montañas y caminar más o usar la bicicleta para no quemar tanto combustible fósil.
Tengamos presente que todos somos parte estructural y bio dinámica del medio ambiente, que convivimos en esta aldea global con el resto de animales y plantas, y que estamos interactuando con la naturaleza abiótica: aire, agua, suelo, clima. Si nos ufanamos de ser los más evolucionados por tener aprox. 1200 gr. de masa encefálica y más 100 mil millones de neuronas interconectadas maravillosamente formando una red de información que nos permite el lujo de decir que somos inteligentes, entonces comportémonos responsablemente y cuidemos el equilibrio ecológico, mediante la auténtica Educación Ambiental, con maestros ejemplares, competentes, idóneos y con alta estima personal, para que, junto con los padres y autoridades hagamos la gran cruzada de cuidar el ambiente que le dejamos a los hijos y generaciones venideras.
Julio Vargas Castaños
(*) Educador y Agente de Cambio Social.
DNI: 07023604, CPPe: 072914
Email: casvarjul@yahoo.es Tel: 467-4473
