lunes, 20 de agosto de 2007

TERREMOTO EN EL PERU, DOLOR Y SOLIDARIDAD

Por: Julio Vargas Castaños (*) El terremoto del 15 de agosto, que destruyó con toda la furia tanática de la naturaleza gran parte del sur del país, es una prueba de resistencia al dolor, desolación, desesperanza, ansiedad y miedo creciente por las sucesivas réplicas acompañadas con el constante desplome de paredes, caídas de techos, cornisas, naves y torres de iglesias. Además de la pérdida del sistema de abastecimiento de agua, inundación de los desagües, pérdida del fluido eléctrico; la desesperante incomunicación telefónica, que sumado a la rotura profunda de carreteras dejo al Perú por horas casi paralizado e impotente ante tanta adversidad e ira de la naturaleza, pero también ante la falta de idoneidad y calificación de algunas autoridades locales, para afrontar estas situaciones con serenidad, acierto, autoridad y aplomo. Es obvio que los comités de defensa civil y de participación ciudadana no están aptos para asumir con éxito la organización y control primario de esta situación, porque la ciudadanía se ha acostumbrado a esperar que las iniciativas vengan siempre de arriba, es decir, del Presidente, los Ministros, Congresistas, Presidentes Regionales, Gobernadores, olvidándose muchas veces de sus Alcaldes y Comisarios que forman el eje principal de Defensa Civil a nivel comunal, distrital, provincial y departamental. Lo acontecido el pasado miércoles 15, no ha terminado, esta recién como en un proceso de gestación que toma su tiempo para llegar al nacimiento, es de esperar que continúen las replicas porque la tierra esta liberando energía y realizando los ajustes y reacomodos hasta alcanzar una relativa estabilidad dentro de la dinámica geofísica y energética del planeta en relación a la interacción entre las placas de Nazca y la Sudamericana Continental. Quiero ser concreto en las críticas, empezando por el Sr. Presidente, quien como Comandante Supremo de las FF.AA. debió ordenar de inmediato el control de las áreas afectadas a los institutos armados y policía nacional, a fin de mantener el orden, evitar el pillaje, vandalismo y asalto a los camiones con ayuda. También se debería registrar a todos los damnificados y organizarlos por manzanas o zonas de tal modo que sus líderes participen en la distribución o reparto de la ayuda de los productos de primera necesidad. Pero es justo reconocer que el Dr. Alan García Pérez, asumió con serena autoridad y liderazgo la conducción de las acciones prioritarias como: dar un mensaje que invoca la calma y solidaridad nacional continental y mundial, coordinar el rescate atención y traslado de los heridos a los mejores hospitales, recuperación e identificación de los cadáveres, ayuda a los familiares para el entierro (cajón y nicho sin costo alguno), y así evitar las epidemias por la putrefacción de los difuntos. Disponer que la base aérea de Pisco sea un centro para el acopio de la ayuda internacional; dar el ejemplo con su familia en la campaña de donación de sangre, disponer que sus ministros tomen contacto in situ con la realidad y las necesidades de la población afectada y finalmente coordinar con las autoridades políticas, del comando castrense, policía nacional y de defensa civil para garantizar una adecuada planificación y distribución de la ayuda. Los ministros de estado, algunos congresistas, alcaldes y gobernadores han estado ocupados cumpliendo sin descanso las tareas encomendadas por el presidente García. El alcalde de Lima, Dr. Luis Castañeda Lossio, destacó personal médico, hospital de campaña equipo quirúrgico y medicina; los alcaldes de Miraflores, San Isidro, Magdalena y La Molina han enviado agua, alimentos, frazadas y carpas. Algunas Universidades y Colegios están recolectando ayuda. Los medios de comunicación (periódicos, radio y TV) lideran campañas de solidaridad. Algunas empresas privadas ya han aportado, los clubes deportivos y culturales se pusieron de pie; empresas de transportes rebajan sus costos y ofrecen unidades para llevar la ayuda y el pueblo en general se solidariza y saca por encima de su pobreza dando todo (incluso lo que le hace falta) compartiendo su hambre y su frio con los más necesitados de Cañete, Chincha, Ica, Pisco y los pueblos aledaños afectados por este cruel terremoto En estos momentos el Perú se eleva sobre los escombros y el dolor que nos acongoja para secar sus lágrimas, despejar los ojos y mirar con fe más allá del horizonte, donde esta la luz de la esperanza y el resplandor que ilumina nuestra férrea unidad, que acrecienta la sensibilidad, el amor y la solidaridad para levantar el ánimo y empezar la reconstrucción, que no sólo será de viviendas, templos, hospitales y escuelas, sino también del orgullo de ser peruanos y cuna de la cultura en América. Ahora, que se ha manifestado la ayuda y solidaridad afectiva y efectiva de los hermanos países de América y del mundo, no podemos dejar pasar la oportunidad de agradecer la inmediata presencia de los aviones militares y barcos que han llegado con toneladas de alimentos, agua, frazadas, medicinas, instrumental quirúrgico, carpas etc. También la presencia de personal médico, paramédico, especialistas en reconocimiento y rescate de muertos y heridos. Así también debemos reconocer el apoyo económico enviado por algunos países que nos ayudarán a reconstruir las viviendas. Mención especial y felicitación al personal de los hospitales de ESSALUD y del MINSA, por acoger y asistir a los afectados. Cabe resaltar el arrojado desempeño de las unidades de rescate del Cuerpo General de Bomberos, de la Cruz Roja, Policía Nacional y de las FF.AA. Finalmente queda demostrado que pese al poder destructivo del terremoto y al consecuente dolor, los peruanos no hemos perdido la esperanza y nos hemos unido para resurgir de entre los escombros, gracias a la gran fuerza espiritual, cooperación y solidaridad que nos caracteriza. JULIO VARGAS CASTAÑOS DNI: 07023604 CPPe: 072914 Email: casvarjul@yahoo.es Tel: 467-4473 (*) Educador y Agente de Cambio Social.

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